Avanza no te detengas

La Biblia nos habla que hay caminos que parecen rectos, pero no todos terminan por ser buenos. Hay gente que parece que nos va a hacer bien, que parece ser una buena alternativa.. pero no todas las cosas son lo que aparentan. Lo realmente bueno está alineado en el plan y la Palabra del Señor. Cuando uno está en el camino de Dios sabe que Él siempre avanza. Las Escrituras dicen que: “El que comenzó la buena obra, la va a completar”. El Señor comenzó algo que lo va a completar en tu vida.
El libro de Josué lo podemos definir como un libro de continuación. Se puede ver como Dios va avanzando con el fin de concretar sus planes. Este movimiento divino se vio reflejado en el momento cuando Josué y todo el pueblo tuvieron un tiempo sumamente difícil porque su gran líder Moisés había partido a la presencia del Señor. Es allí cuando Dios le dice a Josué que avance porque todavía no había terminado el plan. Dios es un Dios de planes y de propósitos. Cada uno de nosotros tiene un propósito que nos está moviendo hacia delante. Dios quiere que avancemos, más allá de las circunstancias, de los momentos difíciles, de las puertas que se cierran, Dios le dijo a Josué que se levante y pase el Jordán. El Señor le decía que lo que le había limitado, hasta donde había llegado, era a los límites donde podía ver la tierra que le había prometido. Y todavía había más: ahora era momento de levantarse y tomar posesión de la promesa.
Dios tiene cosas mayores, poderosas para cada uno de nosotros. El Señor nos dice que todavía no ha completado todo lo que tiene para tu vida, tu ministerio, tu casa y todo aquello para lo cual te ha salvado y transformado. ¡Es el tiempo de ponernos en marcha otra vez!
Para poder avanzar necesitamos algunos requerimientos que no tenemos que olvidar:
1- Avanzar a pesar de las circunstancias: (Josué 1:1) Josué y el pueblo estaban pasando por un tiempo difícil. Y el Señor les dije que avanzaran a pesar de los problemas y las circunstancias. “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.” (Juan 16:33). A pesar de las emociones y del cambiante estado de ánimo, no te caigas, no te desanimes, no te detengas!!
2- Apoyarnos en las promesas de Dios. (Josué 1:3-4) Ya Dios les había dado el territorio, la victoria. Jesús preparó de antemano los caminos para que anduviésemos en ellos. Tenemos que caminar en los planes de Dios, él ya resolvió todo. Josué necesitaba saber que Dios le estaba pidiendo que avanzara basándose justamente en las promesas y en los dichos que había recibido de su líder Moisés. Las palabras eran “Toma la tierra, avanza, pues las promesas de Dios se cumplen. Todos los días tenemos que levantarnos y declarar que Dios está con nosotros. Ese mismo Dios Poderoso que estuvo con Moisés, con Josué, está contigo.
En Cristo, cuando hablamos de la tierra prometida, estamos hablando en primer lugar de lo espiritual, de la plenitud de todo lo que encierra conocer a Dios. Estamos entrando a una nueva dimensión de paz, de gozo. Es todo lo que es el Señor. Es la esencia de Dios. Es volver a entender el plan y el propósito que tiene para nuestras vidas.
Cuando Dios creó al hombre, lo hizo para que tuviese comunión con él, intimidad y que lo conociera. En esa libertad se paseaba con Adán y Eva en el huerto del Edén. Dios también les dio carácter. Les dio autoridad y la capacidad de multiplicarse. Estas son las cosas que Dios quiere restaurar.
Si leemos Josué 1:5, vemos que hay una promesa de conocer a Dios muy cercanamente. No como una religión, sino conocerlo cada día más. El Señor nos ofrece su poder para avanzar y así desalojar a los enemigos que ocupan tu promesa. En ese momento eran cananeos, heteos o jebuseos, hoy pueden ser los miedos, la inseguridad, etc. En ese momento, el pueblo tenía que entrar a pelear sabiendo que no lo iban a hacer con sus propias fuerzas sino que Dios iba a estar con ellos. En cada una de nuestras batallas hay un poder sobrenatural que nos guía, nos guarda y nos protege.
El salmista decía: “Señor, enséñame a darte gracias por aquellos milagros que aún no me di cuenta y ya ocurrieron.” Hay más de mil milagros por día que el Señor hace por nosotros y no nos hemos enterado.
La fe no está basada en los sentimientos. Si decimos en un día primaveral: “Que lindo clima, que bien que me siento hoy, es palpable la gloria” no puedo decir, si luego llueve: “El diablo se levantó en contra”.
Dios está con nosotros porque su palabra lo dice. ¡No te dejaré, ni te desampararé! Y sus ángeles, que son ministradores de fuego, pelean a favor nuestro para tomar la tierra que Dios nos ha entregado. La tierra es nuestra casa, nuestra familia, las finanzas, la herencia, el ministerio y todo lo que forma parte de mi vida. La victoria para cada área ya fue concedida por el Señor y aunque el diablo se levante va a tener que salir corriendo porque dice La Palabra: “Nadie te podrá hacer frente”.
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